Durante el sábado 8 de enero 12 componentes de dicho grupo vinieron a Nerpio con la intención de observar especies de aves invernantes que no son muy abundantes por sus localidades de residencia de la costa Murciano-Alicantina.
El grupo se autodenomina así, tras haberse cancelado el Taller de Naturaleza de la Universidad Popular de Cartagena donde la mayoría de ellos se conocieron, aprendieron y compartieron inquietudes en torno al conocimiento de la naturaleza. Ahora debido a la crisis y los recortes presupuestarios los “los naturalistas” han sido los primeros en irse a la calle.
La jornada del sábado fue muy productiva, desde el Observatorio de Aves de Mingarnao, tuvieron la oportunidad de observar gran número de ejemplares de mirlo capiblanco (Turdus torquatus) y zorzal alirrojo (Turdus iliacus). También se dejaron ver los zorzales reales (Turdus pilaris) aunque en bajo número y un bando de 12 acentores alpinos (Prunella collaris) que se movían por algunas de las zonas rocosas próximas al observatorio.
Además su pudo observar de cerca un joven ejemplar de mirlo capiblanco que fue capturado para anillamiento científico de aves.
Aparte de las especies invernantes el grupo pudo observar otras especies habituales en la zona como buitre leonado (Gyps fulvus), cuervo (Corvus corax), chova piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax).
El domingo se realizó una excursión a pie por el Barranco de Artuñío, en la cual el grupo de naturalistas pudo disfrutar de los espectaculares paisajes que ofrecen los cañones y cortados rocosos de Nerpio.
Las especies citadas anteriormente junto a otras que fueron detectadas en la jornada dominical como el halcón peregrino (Falco peregrinus), escribano soteño (Emberiza cirlus) y los trepadores azules (Sitta europea), hicieron las delicias de los ornitólogos murcianos.
Además de las aves tuvimos la oportunidad de observar relativamente cerca un lustroso ejemplar de jabalí (Sus scrofa) así como varios grupos de cabra montesa (Capra hispanica).
Las jornadas de observación en el campo, se complementaron con sabrosas veladas en torno a una mesa repleta de viandas en la acogedora morada que la familia Samper tiene en la aldea de Los Poyos.
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